“Quiero tener una cabeza llena de pelo, una hermosa cabellera, brillante, reluciente, ondeante, dorada, maleable. Que me llegue hasta los hombros o más abajo. ¡Pelo, pelo, pelo por todas partes!”
Así reza la canción titular del musical de los años 60, “Hair” (Melena), que se reestrenó recientemente en Nueva York y Londres. La letra puede sonar un tanto excesiva, pero presagia de alguna manera la creciente y muy rentable industria del pelo humano.
Ya no es solo del ámbito de los salones de belleza. El pelo y sus derivados se encuentran en los productos y sitios menos esperados y su comercio genera millones.
Es un elemento indispensable para el chef que busca hacer la masa perfecta para una pizza, o el diseñador que cobra hasta US$30.000 por un abrigo que incluye unos mechones y, naturalmente, para el estilista que aplica extensiones hasta por US$4.000 por cabeza.
La cabellera humana se ha convertido en un gran negocio en EE.UU., Europa y otras partes del mundo. El año pasado, casi US$22 millones en pelo tratado -con jabones y tinturas- fue importado en el Reino Unido únicamente. Esto sin contar las pelucas, barbas, cejas y pestañas postizas que también son parte del comercio.
La oferta viene en su mayoría de India, China y Europa. Los rizos más exclusivos y costosos son los de pelo rubio natural, le dijo a la BBC Des Tobin, profesor de biología celular de la universidad de Bradford, quien ha estudiado el cabello y su industria.
“Casi 90% de la población mundial tiene pelo castaño oscuro”, comenta. “Es realmente difícil obtener pelo adulto, natural que sea rubio. La rareza de ese color define el precio. El pelo rubio puede costar hasta tres veces más que el oscuro”.
El pelo europeo, que tiende a ser más fino y fácil de manejar, es uno de los que está en mayor demanda. El precio de 100 gramos de pelo rubio europeo puede llegar a los US$1.500.
Y si piensa que hablamos solamente de quienes lo usan por vanidad, se sorprenderá al descubrir que muchísimos somos grandes consumidores de pelo humano. Abra las otras pestañas para enterarse de en qué se usan hasta los recortes que caen al piso de una peluquería.
La idea puede resultar poco apetecedora, pero el pelo humano se usa para crear un aditivo que se encuentra en varias comidas como la masa de la pizzas y roscas de pan.
Esas melenas son una rica fuente de L-cisteína, un aminoácido que se puede extraer del pelo y convertir en un ingrediente que realza el sabor de los alimentos o mejora el rendimiento de la harina.
Algunas veces aparece en la lista de ingredientes de los empaques de comida bajo el nombre E920. Ademas de encontrarse en la masa de harina puede utilizarse para dar sabor de carne a los alimentos, especialmente la comida de perro.
Hasta hace 10 a 15 años, el cabello humano era la mayor fuente de L-cisteína. Los productores, principalmente de China, lo extraían de lo que caía al piso en las peluquerías, e inclusive de lo que quedaba en los cepillos.
Pero, a medida que el público se hizo más consciente del contenido en sus alimentos, la idea de comer pelo no cayó muy bien. Además, muchos chinos empezaron a hacerse permanentes, lo que hace más difícil la extracción del aminoácido.
“Era extraído en su mayoría de pelo chino porque es lacio, lo que hace el proceso más fácil y barato. Pero el pelo tratado con lociones para permanentes complica la extracción”, le explicó a la BBC un portavoz de Premium Ingredients, uno de los principales distribuidores ingredientes para alimentos, fragancias y farmacéuticos.
“Cuando la gente se dio cuenta de dónde venía al L-cisteína pensaron ‘¡qué asco!'”, añadió.
Hoy en día, la L-cisteína proviene principalmente de las plumas de gallinas y patos, que son más abundantes que el pelo.
“La gente encuentra esto más apetecedor”, dice el portavoz. El aminoácido sintético también puede ser consumido por lacto vegetarianos y es apto para la mayoría de las dietas árabes (halal) y judías (kosher).
En cualquier caso, la próxima vez que alguien diga que tiene un pelo en la sopa, podría ser verdad.
“En 10 años todos estaremos vistiendo ropa hecha de pelo humano”, predice el diseñador Charlie Le Mindu. “Simplemente tenemos que aceptar ese hecho”.
Una de las personas que ya lo aceptó es la cantante pop Lady Gaga, que ha lucido varios diseños de Le Mindu.
“Es bellísimo vestirse en pelo humano y es muy interesante trabajar con este material”, le explica a la BBC Le Mindu. “La gente tiene que sobreponerse al hecho de portar algo que viene del cuerpo. Parecen pensar que todavía es tejido vivo y eso los descontrola”.
Desde sombreros hasta vestidos de cuerpo entero, Le Mindu cobra hasta US$30.000 por sus creaciones. Han sido expuestas en museos y aparecido en las revistas de alta costura como Vogue.
Él prefiere utilizar pelo europeo para sus diseños, que puede tener más usos y ser más maleable. El pelo indio y chino tiende a ser más fuerte y difícil de manejar.
“Una vez que se supere la barrera mental de que se trata de pelo humano será aceptado”, señaló. “Será como un abrigo de bisón, un lujo”.
Algunos fabricantes menos escrupulosos en la industria de la moda también utilizan el cabello para hacer más tupidos los abrigos de pelaje animal para abaratar costos.
Una verdadera tomadura de pelo.
El derrame de crudo del pozo de BP en el Golfo de México ha sacado a relucir un uso muy ambiental para el pelo humano: el de limpiador de petróleo.
Cada folículo de pelo tiene una gran superficie que es como “espinosa”, así que el petróleo se adhiere. Esto sucede porque el pelo es adsorbente y no absorbente como las esponjas. Es la razón por la cual nos lavamos el cabello, porque recoge todo tipo de grasa producida por nuestros cuerpos. El pelaje animal y la lana tienen la misma característica.
“El pelo es un material extremadamente eficiente en la recolección de todo tipo de grasas y aceites, incluyendo el petróleo”, explica Lisa Gautier, fundadora de la organización benefactora Matter of Trust, que administra un programa internacional Pelo para Derrames de Petróleo.
El pelo se embute en medias de nylon para hacer unos bultos en forma de salchichones. También se empaca como tapetes recubiertos de una malla. Esto ayuda a recoger el reguero de los desastres petroleros.
370.000 peluquerías, salones para mascotas y pastores de ovejas han contribuido para los operativos de limpieza frente a las costas de Luisiana que realiza Pelo para Derrames de Petróleo. La organización dice que en un mes recibió suficiente pelo, pelaje y lana para hacer casi 40 kilómetros de bultos limpiadores.
La idea de utilizar el cabello en estos desastres provino del estilista estadounidense Phil McCory, cuando vio por televisión los estragos del derrame del buque Exxon Valdez en 1989.
McCory se fijó en lo difícil que les quedaba a los voluntarios limpiar el petróleo de las nutrias porque estaba atrapado en el pelaje. Hizo una prueba para ver si con el pelo humano sucedía lo mismo y así fue.
Un enredo de pelo para solucionar un enredo ecológico.
Extensiones para el pelo hechas de pelaje de yak. Eso es probablemente por lo que la gente está pagando y muy posiblemente lo que le han puesto en el salón de belleza.
Quizás la mayor señal de que hay mucho dinero por hacer con el negocio de las extensiones de pelo es que algunos “vivos” buscan cómo engañar a clientes con falsificaciones hechas de yak.
La explosión en la popularidad de este tratamiento de belleza se debe a la cantidad de celebridades que se las colocan. Ya dejaron de ser un artículo de lujo, pues las extensiones se encuentran en una gran cantidad de salones.
Importadores como Nev Mehmet, de la empresa Wonderful Hair, se preocupan de que el pelo provenga de fuentes que cumplan principios éticos.
En su caso, el cabello proviene de feligreses hindúes que se rapan la cabeza en rituales que simbolizan la superación del ego.
Millones de ellos practican esta ceremonia y lo recaudado con la venta del pelo se dona a fundaciones de caridad.
Los compradores son en su mayoría italianos que lavan y procesan el material para exportarlo a todas partes del mundo. El pelo se vende por peso y longitud. Entre más largo, más caro.
La mayoría del pelo humano se exporta de India y China, pero el primero es preferido porque es más delgado y fino. Inclusive es de más fácil manejo que el europeo.
Definitivamente hay un gran mercado y se ven cada vez más anuncios en internet ofreciendo extensiones.
La próxima vez que vaya a la peluquería, fíjese en el tesoro que cae en el piso.
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